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Parece claro que detrás de todas esas muertes, de una manera directa o indirecta, está el trasfondo sobre la propiedad de la finca de 'Mina Petit', en el termino municipal de Pollença. Con respecto a la autoría, unos acusan a otros y los otros dicen que no son, acusando a su vez a los unos. Lo cierto es que desde el mes de agosto del año pasado han aparecido decenas de cadáveres de reses bravas en terrenos de la citada finca y en la adyacente, 'Mina Gran'. Los animales pertenecen a un abogado que era el propietario de 'Mina Petit' antes de que la Audiencia Nacional fallara a favor de otras personas. Esta persona compartía, por decirlo de alguna manera, con un torero la propiedad de las reses bravas y todo parecía funcionar a la perfección. Pero, desde el citado mes de agosto comenzaron a aparecer cadáveres de animales, todos muertos a tiros de escopetas de caza. Los actuales propietarios argumentan que, en su día, advirtieron al abogado de que se llevara a los animales. Éste, por su parte, responde que nunca ha recibido una comunicación oficial al respecto, además de que, en cuanto a la titularidad sobre la finca, tiene presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional. Visto desde fuera, parece absurdo el pensar que sea el propio dueño de los animales el que los mata a tiros y, a la hora de especular, parece más probable que la matanza indiscriminada sea obra de otros...

Las cifras hablan por sí solas: en siete meses se han encontrado decenas de cadáveres. Se ha informado a Agricultura, se han formulado denuncias ante la Guardia Civil y una juez de Inca ha tomado declaración a una persona. Pero todo sigue igual, y los últimos datos son los de que desde la semana pasada hasta hoy (ayer), se han encontrado muertas otras cuatro reses bravas. También, aunque sea como curiosidad, el cercado que había en la finca para reunir a las reses, ha sido desmontado. De todas formas, si los animales van muriendo a diario, ¿para qué quieren un cercado? ¿Nadie puede evitar esta matanza?