En pleno domingo un grupo de «trileros» engaña a los turistas que abarrotan la primera línea. Foto: JAVIER JIMÉNEZ

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Trabajan unas horas al día. Junto al mar, en días soleados. Y encima obtienen unos honorarios altos, elevadísimos. Lo más llamativo es que son unos 'fuera de la Ley', pero ni la Policía puede detenerlos. Los 'trileros', expertos en engañar a turistas, han vuelto a la Platja de Palma. Se acerca la Semana Santa y ya se frotan las manos. ¿Alguien da más?.

El domingo por la tarde s'Arenal de Palma y s'Arenal de Llucmajor ofrecían un aspecto espléndido: playas con bañistas, locales llenos de turistas y veraneantes por doquier. Pero tanta perfección era sospechosa y de improviso cuatro collas se instalaron en las inmediaciones de la calle Milán y el Pont des Jueus, dentro del término de Palma. Caja en mano, farfullaban la misma frase: «¿Dónde está la bolita, amigos?». Su puesta en escena es digna de una escuela de teatro: una falsa pareja de turistas (llamados «ganchos»), ataviados como tal, simula que gana dinero adivinando qué patata oculta la pelotita.

Hacen aspavientos, gritan. Su alegría parece sincera. No muy lejos, en cada esquina, tres más de la colla vigilan las calles, por si aparece la policía. Y al final, como era de prever, la avaricia puede más que la prudencia y los veraneantes empiezan a picar. Apuestan 30, 50 ó 60 euros. La euforia inicial se frena y los semblantes de los jugadores, antes sonrientes, reflejan cierta preocupación. Cuando quieren recuperar su dinero ya es tarde: si protestan se encuentran con la otra cara del 'trilero', no tan amable como hace unos minutos.

El panorama promete agravarse en Semana Santa y los comerciantes ya han mostrado su inquietud: «Para la imagen de la zona es un duro golpe. No se trata sólo de 'trileros'. Junto a los turistas que sacan sus carteras para apostar a la bolita siempre hay carteristas, y eso sí que es delincuencia», se queja un veterano de los souvenirs de s'Arenal.

La Policía, por su parte, poco puede hacer. El trile no es un delito y sólo puede ser sancionado por vía administrativa. En ese vacío legal es donde se amparan los 'trileros' para campar a sus anchas por la primera línea de playa de s'Arenal. «Año tras año ocurre lo mismo. Llega el verano y están aquí. Llega la Semana Santa, y lo mismo. Ya estamos bastante cansados de que todo siga igual», cuenta una vecina de la calle Milán.