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PEP MATAS-JAVIER JIMÉNEZ
A principios del mes de enero una ex empleada del geriátrico se presentó en el Institut Social del Consell y denunció la muerte supuestamente imprudente de una mujer de avanzada edad en la residencia para la tercera edad.

Desde esa institución se comunicó la denuncia a la Fiscalía, que abrió diligencias y ordenó al Grupo de Homicidios que investigara lo que estaba ocurriendo en el centro ubicado en Palma. Durante varias semanas los agentes han llevado a cabo numerosas gestiones y han descubierto que no sólo hubo una muerte en circunstancias sospechosas, sino que en realidad fueron dos. La primera señora fallecida fue hallada sin vida en la cama de su habitación atada con un cinturón, una medida habitual en centros para ancianos. Sin embargo, lo llamativo es que supuestamente la cama no estaba provista de barrera lateral, para evitar que el cuerpo quedara colgando, tal y como ocurrió.

Las circunstancias en las que se produjo la segunda muerte no han trascendido, pero también podría haberse tratado de una imprudencia. Todas las diligencias practicadas por los agentes del Grupo de Homicidios han sido remitidas a la Fiscalía y al Juzgado de Instrucción Número 9 de Palma. El director del centro fue citado en las dependencias de la Jefatura, en la calle Ruiz de Alda, y fue interrogado recientemente sobre estas dos muertes y sobre algunos detalles relacionados con el funcionamiento de la residencia. Las declaraciones del responsable no han trascendido, pero parece ser que sostuvo que la organización era correcta y que el trato dispensado a los ancianos no era imprudente. Al término de la declaración quedó en libertad.