Desde esa institución se comunicó la denuncia a la Fiscalía, que
abrió diligencias y ordenó al Grupo de Homicidios que investigara
lo que estaba ocurriendo en el centro ubicado en Palma. Durante
varias semanas los agentes han llevado a cabo numerosas gestiones y
han descubierto que no sólo hubo una muerte en circunstancias
sospechosas, sino que en realidad fueron dos. La primera señora
fallecida fue hallada sin vida en la cama de su habitación atada
con un cinturón, una medida habitual en centros para ancianos. Sin
embargo, lo llamativo es que supuestamente la cama no estaba
provista de barrera lateral, para evitar que el cuerpo quedara
colgando, tal y como ocurrió.
Las circunstancias en las que se produjo la segunda muerte no
han trascendido, pero también podría haberse tratado de una
imprudencia. Todas las diligencias practicadas por los agentes del
Grupo de Homicidios han sido remitidas a la Fiscalía y al Juzgado
de Instrucción Número 9 de Palma. El director del centro fue citado
en las dependencias de la Jefatura, en la calle Ruiz de Alda, y fue
interrogado recientemente sobre estas dos muertes y sobre algunos
detalles relacionados con el funcionamiento de la residencia. Las
declaraciones del responsable no han trascendido, pero parece ser
que sostuvo que la organización era correcta y que el trato
dispensado a los ancianos no era imprudente. Al término de la
declaración quedó en libertad.
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