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JAVIER JIMÉNEZ
No podía hablar con nadie, ni trabajar, ni prácticamente salir a la calle. La Policía Local de Llucmajor auxilió en la madrugada de ayer a una mujer marroquí que estaba totalmente sometida por su marido, también de esa nacionalidad. La mujer-esclava, además, sufrió agresiones frecuentes.

A las tres de la madrugada vecinos de un edificio de s'Arenal llamaron a la Policía Local, alarmados por unos gritos y lamentos de mujer procedentes de uno de los pisos. Los agentes se personaron en la vivienda y les abrió la puerta un marroquí, muy alterado. En la casa estaba también su esposa, una joven que presentaba un golpe en la cabeza y sufría de un ataque de nervios. La extranjera, en un deficiente castellano, les explicó que acababa de ser víctima de malos tratos.

Su bebé de pocos meses estaba muy cerca de ella. Contó que residían legalmente en España y que su esposo no le dejaba relacionarse con nadie, sobre todo si eran hombres. Ella quería trabajar y colaborar con su sueldo a la economía doméstica, pero él se lo había prohibido. Además de estar prácticamente recluida en el piso todo el día, en contra de su voluntad, soportaba golpes e insultos, que nunca hasta la fecha había denunciado. El acusado, de 31 años, fue detenido y el caso ha pasado ahora a manos de la Guardia Civil.