El ejercicio pretendía que las instructoras pusieran en práctica lo aprendido durante el curso de supervivencia en el mar, impartido por los técnicos del SAR. Un hidroavión las trasladó al centro de la bahía y tras un supuesto amerizaje de emergencia las instructoras, cumpliendo con las labores propias de un auxiliar de vuelo en caso de una emergencia de este tipo, desalojaron el aparato. Los expertos del Ejército del Aire simulaban ser los asustados pasajeros mientras las auxiliares de vuelo montaban balsas, lanzaban bengalas y organizaban y coordinaban el rescate.
Un hidroavión y luego un aviocar realizaron varias pasadas de reconocimiento para situar y evaluar el supuesto siniestro. Una vez estudiada la situación los pilotos ordenaron el lanzamiento de más balsas y equipos básicos de supervivencia. Dicen los expertos que ese precisamente es el mejor momento de los náufragos, se saben localizados y son conscientes de que no tardará mucho en llegar la ayuda. Minutos más tarde un helicóptero del SAR se situó en vuelo estacionario sobre los náufragos, rescatándolos uno a uno.
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