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JAVIER JIMÉNEZ
Un cortocircuito en una cámara frigorífica es la causa más probable del origen del incendio que afectó a 17 naves del polígono de Can Valero. Los investigadores, de momento, no han encontrado indicios de intencionalidad y el miércoles llegan a Palma expertos policiales de Madrid.

Ayer las naves continuaban precintadas y sólo los dueños de los negocios y la Policía Científica podían acceder a ellas. Algunos curiosos se desviaban hasta la calle Alejandro Laborde para ver el estado en el que habían quedado las naves, algunas de ellas completamente destruidas. Las llamas se propagaron tan rápidamente porque se trata de una macronave compartimentada, dividida en locales de unos 200 metros cuadrados. El techo sirvió de conductor del fuego, de ahí que el incendio alcanzara categoría de desastre. «Aún no hemos podido calcular todas las pérdidas, pero son millonarias. Ahora esperamos que el seguro finalice su informe», comentó ayer uno de los encargados de una de las naves afectadas. La fecha para derribar los establecimientos más castigos por el fuego aún no se ha avanzado y es de suponer que deberá esperar a la finalización de la investigación. El material que se almacenaba en algunos de los locales, como por ejemplo pinturas, aceleró la combustión y puso muy difíciles las cosas a los 35 bomberos y cinco mandos que se enfrentaron el jueves al gran incendio de Can Valero.