Según los vecinos, los gamberros son jóvenes de localidades cercanas que, al cierre de las discotecas, invaden las calles y protagonizan los destrozos.
María, del «Súper Internacional», se queja de que en los últimos fines de semana le han destrozado varias macetas y el toldo del establecimiento. Otro vecino, italiano, se lamenta del hecho que los jóvenes entren repetidamente en las terrazas de los bares, donde orinan y tiran vasos y botellas.
Por ello, los residentes exigen al consistorio que refuerce las medidas de seguridad en la zona y se destinen más recursos policiales a Peguera. Según afirman, las patrullas se centran en vigilar áreas consideradas tradicionalmente más conflictivas, como Punta Ballena o Santa Ponça, y aseguran que acuden muy tarde cuando les avisan.
Una de las medidas que reivindican es la de instalar las cámaras de seguridad que ya funcionaban el año pasado, aunque este año aún podrían tardar varios meses en quedar instaladas.
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