Sólo uno de los pasajeros, un hombre no identificado que se encuentra hospitalizado en estado «crítico» en un hospital ha logrado sobrevivir a la tragedia, según confirmó en una rueda de prensa, Don Bornhorst, presidente de Comair. Ni Bornhorst ni la Agencia Federal de Aviación (FAA) han confirmado por el momento las causas del accidente, aunque un portavoz de la FAA señaló en declaraciones a la prensa que no hay indicios de que se trate de un atentado terrorista.
Las autoridades han descartado también que el tiempo -ligeramente lluvioso en el momento del suceso- haya provocado el accidente.
El directivo de Comair aseguró que la compañía, que cuenta con 6.400 empleados y opera 850 vuelos diarios a 108 ciudades, había realizado el mantenimiento obligatorio del avión y que la última inspección tuvo lugar el sábado.
El CRJ-200, adquirido por la filial de Delta en el 2001, tenía 14.500 horas de vuelo, «en línea con un aparato de esa antigüedad», dijo el ejecutivo de la aerolínea, que se mostró visiblemente emocionado durante su comparecencia ante los medios.
Según la cadena de televisión CNN, el avión salió de la pista de despegue equivocada, algo que podría haber desencadenado el suceso, aunque no existe confirmación oficial al respecto.
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