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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Nieves R., la mujer detenida el pasado 6 de junio por dejar a su hijo adoptivo en coma tras una agresión en su domicilio de la urbanización de Tolleric (Llucmajor) regresó a los juzgados de Vía Alemania para prestar nuevamente declaración. Tanto ella como su marido afirmaron ayer ante el juez de Instrucción 11 que no hubo episodios anteriores de maltrato.

En contra de su declaración inicial, explicó al juez que nunca antes había tenido disputas de esa índole antes, y que «nunca le pegaba ni le producía lesiones». Al contrario, aseguró que «le mimaba mucho», y que cuando le regañaba le quitaba juguetes o le prohibía ver la tele. En su declaración ante la policía había explicado que perdía los nervios y golpeaba frecuentemente al niño, haciéndose más frecuentes las agresiones cuando tenía la menstruación. Nieves R. explicó que el niño «la superaba» por su propio carácter nervioso, reconociendo que, en los meses anteriores a la agresión, su marido se había visto obligado a «apartar al niño» de ella. La mujer explicó que se levantaba «muy mal» y necesitaba ayuda del médico, por lo que comenzó a tomar pastillas de una herboristería y siguió un tratamiento psicológico durante dos meses. En cuanto al niño, comentó que era «muy hablador, extrovertido y muy cariñoso».

La primera en comparecer fue Nieves, acompañada de su abogado José Ignacio Herrero. La mujer aseguró «no explicarse lo que sucedió aquel día» porque «soy nerviosa pero no agresiva». La imputada relató que todo comenzó cuando quiso castigar al niño metiéndole en el cuarto de baño, ya que no quería hacer los deberes.

Con respecto al 6 de junio, opinó que el niño se hizo los moratones al rozarse con el marco de la puerta del cuarto de baño, y que cuando le empujaba no le cogía fuerte por los brazos.

La madre sólo reconoció que en una ocasión le dio «un pequeño toque» y que se dieron cuenta en el colegio «porque tenía la cara enrojecida».

El menor fue ingresado en numerosas ocasiones en hospitales, aunque el marido explicó que eso se debe a que «era patosillo». Una por una, ambos explicaron el origen de varias lesiones. Así, dijeron que una vez que el menor quedó inconsciente fue porque la barra de su cama cedió y cayó de espaldas, pegando con la cabeza en el suelo. En otra ocasión se dislocó un hombro «porque un perro Rottweiler le empujó», y una vez que lo llevaron al dentista con un diente roto fue porque un compañero de colegio «le pegó una patada en la boca».