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Son las doce menos diez de la mañana cuando empieza a aparecer humo junto uno de los tanques de gasoil instalados en la zona este de la central térmica de es Murterar. Automáticamente los tres tanques instalados en esta zona empiezan a refrigerarse. Cinco minutos después tres operarios de GESA especialmente entrenados para este tipo de emergencias ya están instalando mangueras para tratar de solventar el conato de incendio. Un miembro de la central coordina el operativo y decide que esta vez se requiere la ayuda de los bomberos; en sólo nueve minutos un retén llega desde Can Picafort y empieza a verter agua sobre los tanques; 13 minutos después llegan dos camiones desde Inca, equipados con una grúa, que permitirá llegar mejor al fuego y con dos personas equipadas con trajes aluminizados de aproximación que pueden acercarse más al fuego sin correr riesgos.

En un caso real la extinción y el control de esta emergencia en una central eléctrica dura un mínimo de 12 horas. La simulación de ayer duró menos y sirvió para que los bomberos conocieran una instalación como la de es Murterar y coordinaran su trabajo con los equipos de GESA. El jefe de Bomberos del Consell, David Rotger, explicó que estos simulacros sirven para conocer riesgos como eboil-over, una burbuja de combustible que puede producirse en el interior del tanque cuando el fuego está controlado. Para evitarlo conviene no escatimar en horas de refrigeración y evitar acercarse a los tanques.