Los arrestos, en los que participaron unos 600 agentes, se practicaron bajo la acusación de asociación mafiosa, posesión ilegal de armas de fuego y tráfico de drogas.
Casi todos los detenidos son presuntos miembros de los clanes mafiosos Pastore y Pistillo, que libran entre ellos una guerra por el control de las actividades ilegales en la localidad de Andria.
Las actividades delictivas que se les imputan abarcan desde el año 2000 y hasta la actualidad y se refieren a la «guerra» en curso entre el histórico clan Pastore y el emergente Pistillo-Pesce.
Entre los arrestados, hay dos presuntos narcotraficantes del este de Europa, sobre los que pesaba un orden internacional de detención.
Entre las acusaciones formuladas contra algunos de los detenidos figura la de un atentado con explosivos contra la comisaría de Andria y el intento de explotar un coche bomba junto al cuartel de los Carabineros de esa misma localidad de la provincia de Bari. El viceministro italiano de Interior, Marco Minniti, mostró su satisfacción y la del Gobierno por el resultado de la operación, coordinada por Dirección Antimafia de Bari.
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