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María Rosa P.B., la mujer que ayer se sentó en el banquillo acusada de la muerte del ex alcalde de Formentera Bartomeu Ferrer Marí después de una cita que fue fatal para este último, aseguró que la víctima, bebida, según su testimonio, le golpeó en varias ocasiones accidentalmente antes de que ambos se enzarzaran en una violenta discusión, después de que su ex pareja quisiera tener relaciones sexuales.

Frente a ello, el amigo de la pareja que les dejó el piso y que pudo hablar con Ferrer Marí antes de que entrara en coma tras hallarlo en la casa ya en muy mal estado, resaltó que el ex alcalde no estuvo nunca ebrio y menos aún sufrió accidentes en la casa por su estado.

Afirmó también que durante la pelea, ocurrida en la madrugada del 9 de enero en un piso de Can Misses prestado por un amigo, sólo propinó un mordisco en una mano y dos bofetones a Bartomeu Ferrer, y reconoció que la única herida que puede achacársele a su comportamiento, incitado siempre según su declaración por los deseos sexuales del fallecido, fue un corte junto a un ojo provocado después de que le arrojara a la cara un teléfono móvil para que «llamara a su negra».

Este testigo hizo hincapié en que el propio Bartomeu Ferrer le dijo que había sido golpeado con los puños por María Rosa P.B. y que conocía que no era la primera vez que la mujer se comportaba violentamente con el fallecido. «Me estuvo chinchando y me dio dos guantazos», explicó que le contó su amigo. La hija de Ferrer, de igual modo, señaló que su padre había sido víctima en otras ocasiones de «agresiones psicológicas e insultos» y peleas en las que su ex compañera llegó a provocar daños en el domicilio que compartían. «Este día mi padre le agarró para que no continuara y ella le amenazó diciéndole que si le quedaba un solo morado tuviera claro que nunca iba a volver a ver a la niña».