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V. GRIMA/S. CARBONELL La tormenta huracanada que el jueves sacudió la Isla dejó su huella en 32 centros públicos y dos concertados de Mallorca. Los ubicados en la capital balear se llevaron la peor parte. Una docena de centros informaron al Govern de haber sufrido daños durante los quince minutos de temporal, si bien sólo el Instituto Son Pacs se vio ayer obligado a suspender las clases.

Las ráfagas de viento y agua obligaron a refugiarse a cerca de 200 estudiantes del turno de tarde en el hall de este Instituto de Secundaria, ubicado en Son Sardina. Los desperfectos en la carretera de Sóller dificultaron la evacuación de profesores y alumnos.

La caída de numerosos árboles, los destrozos en las paredes medianeras y el desprendimiento del tejado de una torre aconsejaron el cierre del centro. No obstante, su director, Antoni Quintana, asegura que las clases podrán restablecerse el lunes con total normalidad.

Las goteras, la acumulación de agua, la rotura de vidrios y los subterráneos inundados dibujaban ayer el escenario en la mayoría de centros. Los más afectados, el Instituto Joan María Thomás y los colegios de La Purísima; Secar de La Real; Can Capiscol; Son Sardina; y Son Pizà.

La imagen se repetía en el colegio Joan Taix de Sa Pobla y en los institutos de Porreras y Marratxí, los principales perjudicados en Part Forana.
Los efectivos del Govern, de Ibanat y de los ayuntamientos subsanaron gran parte de los destrozos la misma tarde del siniestro. No obstante, los operarios aprovecharán el fin de semana para reparar los daños más costosos.

La mayoría de los centros funcionaron ayer sin problema, si bien optaron por prohibir el uso de las instalaciones exteriores, las más afectadas por la catástrofe.

Los hospitales de la red pública de Balears recuperaron ayer su normalidad, después de los incidentes causados por la tormenta el jueves por la tarde.
Por su parte desde USP Palmaplanas se remitió una nota informativa en la que reconocía que tuvo que atender a 21 pacientes de urgencias provocadas por la fuerte tormenta.

De los 21 pacientes siete quedaron ingresados con carácter leve y uno de ellos quedó ingresado en la UCI. Los otros 12 pacientes no tuvieron que ser ingresados.

El hospital de Cruz Roja habilitó 20 camas en la segunda planta del edificio. Si bien finalmente no fue necesaria la intervención de los sanitarios del hospital de la Cruz Roja.

Según informó ayer el gerente de Cruz Roja, Gabriel Roig, dos médicos y un equipo de quirófanos se mantuvieron asimismo en estado de alerta, mientras que los vehículos sanitarios de la entidad humanitaria se hallaban disponibles, y en contacto permanente con otros hospitales, para colaborar con posibles traslados de personas afectadas por las fuertes lluvias y vientos.