A las siete y media de la mañana de ayer el persona del hotel descubrió que la pequeña había caído desde la quinta planta, sobre el techo de una oficina. Estaba consciente, pero en estado muy grave. Los servicios de emergencia fueron alertados por el 112 y patrullas del Cuerpo Nacional de Policía y de la Unidad Territorial de Costas (UTC) se desplazaron rápidamente hasta el Hotel Samoa.
La primera prioridad de los sanitarios fue estabilizar las constantes de la menor, cuyo estado fue empeorando de manera dramática en las dos horas siguientes. De hecho, una ambulancia la trasladó hasta el hospital de Manacor y allí los médicos decidieron que era necesario llevarla hasta Son Dureta, aunque no dio tiempo y tuvieron que operarla en aquel centro. Sufre fractura hepática, una traumatismo en la cabeza y policontusiones.
Al cierre de esta edición el estado de Gianna era crítico y los facultativos temían por su vida. La caída fue de unos diez metros de altura y junto a ella se encontró un flotador, que hizo pensar en un primer momento que la niña se había asomado por el balcón porque se le había caído aquel objeto.
Los investigadores recopilaron ayer dos versiones sobre la actuación de la madre tras la caída de su hija. La primera apuntaba a que Sara, de 45 años, corrió a la habitación de su marido a contarle lo que había ocurrido y acto seguido desapareció. La segunda versión que circuló por el hotel es que la madre, que estaba bajo los efectos de una crisis de ansiedad, no alertó enseguida de la caída de Gianna, sino a los diez minutos de haber acontecido.
Sea como fuere, lo cierto es que la mujer británica desapareció misteriosamente. El Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local colaboraron activamente para peinar acantilados y playas próximas al Hotel Samoa, ante la posibilidad de que Sara Cooper se hubiera intentado suicidar.
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