Más que puerta de entrada del hachís, Mallorca parece últimamente un portón en el mar Mediterráneo para los narcotraficantes. Ayer se descubrió a otra planeadora que quedó embarrancada en la Colònia de Sant Pere cargada de hachís. Los implicados consiguieron descargar la droga, pero dejaron la lancha junto a medio centenar de bidones de gasolina. Se trata del tercer desembarco en cinco días.
El hallazgo de la planeadora, en una cala conocida como s'Estanyol, entre la Colònia de Sant Pere y la costa de Manacor, se llevó a cabo ayer por la mañana, de forma casual. Un extranjero que paseaba por la playa reparó en la embarcación, de más de doce metros de eslora y dotada de tres potentes motores.
El hombre alertó de la presencia de la planeadora y rápidamente se puso en marcha un gran dispositivo policial, coordinador por la Policía Judicial de la Guardia Civil de Manacor. Cuando los agentes llegaron se encontraron con que la lancha golpeaba contra las rocas y junto a ella, desperdigados en el mar, había decenas de bidones de color azul, cargados con gasolina.
Los investigadores creen que el desembarco se llevó a cabo de noche y que la droga (unos 3.000 kilos, según las primeras estimaciones) fue descargada aprovechando la ausencia de luz. Sin embargo, la lancha se acercó demasiado a la costa y el fuerte oleaje hizo que quedara embarrancada. Las suposiciones apuntan a que los narcotraficantes, entonces, se pusieron nerviosos e intentaron infructuosamente volver a poner en funcionamiento la nave, sin éxito.
El hecho de que llevaran una cincuentena de bidones con gasolina deja bien claro que su intención era regresar a Marruecos esa misma noche, para planificar el siguiente desembarco. Los investigadores han localizado algunas pruebas que pueden ser de relevancia para localizar a los implicados, pero ayer por la tarde todavía no se habían practicado detenciones.
Se trata del tercer desembarco conocido en los últimos cinco días, aunque en esta ocasión no se ha intervenido la carga. El viernes se precintaron 3.000 kilos de hachís en Portocolom, el sábado otros 4.500 en Sant Telm y ahora le ha tocado el turno a la Colònia de Sant Pere. La Guardia Civil, por su parte, está multiplicando los esfuerzos para que la presencia de planeadoras merodeando por las costas mallorquinas no sea algo habitual. Sin embargo, la tarea es titánica.
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