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Fue mencionado en las crónicas como mayor de edad en el clan familiar de 'santeros' brasileños detenidos en Palma a finales de septiembre por estafa millonaria, y figuraba como ingresado en prisión. Pero sólo era parcialmente cierto, porque en realidad tenía 17 años y no subió a la prisión palmesana sino al régimen cerrado de Es Pinaret. Anteayer, tras auto de apelación penal de la Audiencia, quedó en libertad provisional y se apresuró a viajar a Madrid con el resto de la banda, que hace semanas había salido de la cárcel con fianza de 7.000 euros por cabeza.

La argumentación jurídica del abogado Francisco Carrión fue reconocida esta semana por los magistrados. No siendo cuestionada la existencia contra su defendido de indicios de la comisión de un delito de estafa -todo indica que con agravantes- ni la conveniencia de adoptar una medida cautelar, se discutía contra el criterio del fiscal que la medida adecuada fuera el internamiento en régimen cerrado. «Y ciertamente no le falta razón al recurrente -dice el auto-, habida cuenta de que esa medida no podría serle impuesta en virtud de ulterior condena, al estar solo prevista para delitos violentos».

Asimismo prosperó la petición del letrado, avalada por los responsables del centro de internamiento, en el sentido de que estando en libertad bajo fianza los padres y parientes, la evasión del menor se ve atenuada por la misma vinculación y relación que mantiene con los miembros de su núcleo familiar.

En el extenso e itinerante clan de 'santeros' brasileños, donde cada cual, independientemente de su edad, cumplía un cometido muy determinado, se enfrentará en su día a una importante acusación pública por estafa continuada y delito organizado. Pero el ex inquilino de Es Pinaret no compartirá ese banquillo. Hasta el viernes pasado tenía 17 años.