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PEP MATAS
Los habituales compradores de drogas comenzaron a llegar ayer tarde a los accesos al poblado de Son Banya y se encontraron con un despliegue policial que les impedía el paso. Los consumidores pensaron que se trataba de «otro control más», y se desplazaron hacia Son Ferriol o es Coll den Rabassa, haciendo tiempo para regresar poco después. Pero no, en esta ocasión los policías les dejaron claro que el acceso les estaba denegado.

El operativo está dirigido por funcionarios de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), de la Brigada de Seguridad Ciudadana del CNP, pero participan muchos otros grupos y unidades.

El despliegue se inició al mediodía de ayer y está previsto que dure hasta, por lo menos, la medianoche de mañana, a no ser que surja algún inconveniente y se cambie de opinión.

Para ello, efectivos policiales se colocaron en los tres accesos: la rotonda de Mercapalma, el Camino de Ses Bateries y el Camino de Son Banya, que va desde Son Ferriol hasta el poblado.

Toda persona, a pie o en vehículo, que llegaba a los controles era parada e identificada. Los policías sólo dejaban pasar a los residentes en el poblado, bien porque eran conocidos de los policías o bien porque así se demostraba en sus documentaciones. Con el transcurrir del tiempo los potenciales compradores fueron mostrando sus quejas, aunque los policías les dejaron claro que no podrían pasar.

Como ya se ha venido informando mando en las páginas de este periódico, durante los fines de semana, y sobre todo por las noches, se calcula que entre cuatro y cinco mil personas acuden al poblado, en distintos vehículos, para comprar dosis de cocaína, heroína o hachís. El pasado sábado el CNP ya llevó a cabo una operación en Son Banya.