«Cuando te fallan las instituciones y los jueces te dan la espalda, qué nos queda a las mujeres que sufrimos malos tratos». Una mujer de 57 años que se encuentra en trámites de separación de su marido, al cual ha denunciado en dos ocasiones por agredirla, denuncia la situación de «impotencia» que vive ante las dificultades de salir adelante y cambiar de vida.
«Te animan a que denuncies, estás viendo constantemente anuncios en los periódicos y en la televisión, pero después de un tiempo no encuentras la respuesta que esperas de las instituciones, o al menos es lo que me ha pasado a mí», afirma la mujer.
Denuncia
La denunciante explica que después de más de 20 años de matrimonio «en los cuales he sufrido continuos malos tratos físicos y psíquicos», decidió romper la relación el pasado mes de mayo, e inició los trámites del divorcio, pero no fue hasta el 21 de octubre cuando denunció a su marido por amenazas y lesiones. La mujer solicitó una orden de protección, que le fue denegada por el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer número 1 de Palma al «no apreciar una situación objetiva de riesgo» para la mujer. Ésta, volvió a presentar una segunda denuncia por otra agresión y espera la resolución judicial.
A la mujer se le proporcionó alojamiento en un centro de acogida, «pero nada más, nadie me ha vuelto a decir nada y estoy delante de un muro con todas las puertas cerradas, cuando he ido a las instituciones nadie me recibe y mi abogada no responde a mis mensajes».
La mujer estuvo una semana en el centro de acogida y después regresó a su casa: «El trato de la gente del centro era fenomenal, pero estás en una habitación pequeña y hay normas, y yo tengo dos manos, quiero trabajar para poder tener una casa para mí, aunque sea de 30 metros, y salir adelante, no quiero estar allí hasta que me jubile y luego ya veremos», agrega la mujer, quien destaca la «dificultad que tiene una mujer de mi edad para encontrar trabajo, y eso que el Gobierno está diciendo constantemente que ayuda a mujeres como yo». «Podría empapelar una casa con los currículums que he enviado», apunta la denunciante, quien asegura que cuando entra en su casa se refugia en su habitación y no sale hasta el día siguiente.
«Yo no quiero que actúen contra mi marido, él tiene mejores abogados que yo y también puede tener a los niños, sólo dar a conocer el abandono que siento de las instituciones y de los jueces cuando decides denunciar y no te corresponden como creías».
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