De los siete millones de euros que se robaron la madrugada del 17 de abril de 2006 se ha recuperado un millón.

TW
0

Manuel Escamilla solía dormir en una especie de garaje que hay muy cerca del poblado. En dicho lugar, la madrugada del 17 de abril de 2006, se llegaron a juntar siete personas, seis de las cuales aparecen como imputadas, en distinta medida, por el robo que se acababa de llevar a cabo en la finca adyacente al poblado. Como ya se ha venido informando en estas páginas, oficialmente se ha recuperado un millón de euros, y extraoficialmente la cantidad que se habría sustraído de un zulo que había en la finca sería de siete millones de euros. Después del robo seis de las siete personas se desplazaron a Santa Ponça y, según reconocen todas, primero estuvieron en un gimnasio y después el autor material del robo, Bruno; su novia, Nicoleta, y Manuel Escamilla, se quedaron en la habitación de un hotel que les había alquilado el encargado del gimnasio. Dos días después del robo Bruno y Nicoleta fueron secuestrados a punta de pistola por residentes de Son Banya, mientras que Manuel Escamilla estaba en paradero desconocido. Pocas semanas después se entregó a la policía, en Granada, y el juez de Palma que instruía el caso se trasladó a la ciudad andaluza, le tomó declaración y ordenó su ingreso en prisión.

Escamilla dijo al juez que se fue de la habitación del hotel porque no había «un buen rollo» con la novia de Bruno. Reconoce que se marchó mientras la pareja dormía, y que de dentro de una mochila que había «una gran cantidad de dinero» cogió un fajo, que después comprobó que era de más de 40 mil euros. El hombre añade que de esta cantidad le dió varios miles de euros a José Luis, el responsable del gimnasio, y que después él, con el coche del citado se marchó hacia Campos, en busca de una amiga a la que no encontró. Durmió dentro del coche, al día siguiente tuvo un accidente de tráfico, y después de pernoctar en un hostal de Palma, el sábado se marchó a Barcelona por vía marítima.

De la Ciudad Condal se desplazó a Granada en distintos autobuses, y Escamilla declara que le quedaban unos 30 mil euros en efectivo, que era su parte del botín del robo en el zulo de la finca de Son Banya.

El hombre dice que se lo gastó todo en el trayecto «puesto que compré drogas, pernocté en diferentes clubs de alterne y también me compré algo de ropa».