Todos los submarinistas disponibles de los GEAS se movilizaron ayer por la mañana para cuadricular y peinar la playa de Magaluf en busca del cuchillo que mató a Daniel Hastelow.
Richard y Paul, los dos encarcelados por el crimen, confesaron que se habían introducido en el agua tras matar a puñaladas al joven, para limpiarse las manchas de sangre. A continuación arrojaron mar adentro el cuchillo de metal.
El problema estriba en que se trata de un fondo marino de arena cubierto de algas muertas, que se mueven y dificultan la visión. «Se ha de ir palmo a palmo, el mar no es como la tierra», explicó ayer un especialista de la Comandancia de la Guardia Civil.
Los submarinistas cuadricularon la zona a rastrear con calles marcadas con puntos de plomo, para que un tramo revisado no fuera de nuevo peinado. El resultado fue negativo, aunque en breve llegará un aparato que detecta metales y se facilitará la localización del arma homicida.
Daniel Hastelow fue asesinado a puñaladas tras celebrar su cumpleaños en Magaluf. Era un inglés conflictivo, que se había metido en muchas peleas. En una de ellas se enfrentó con Richard, otro británico menos corpulento que él que juró vengarse. El asesino confeso y un amigo tiraron abajo la puerta del apartamento de Paul, que fue cosido a puñaladas en el comedor de su casa.
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