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«La Ley le da la herramienta al conductor para que salga impune y encima le favorece para poder reclamar. Está pasando en mi caso y lo hemos visto ahora en el de La Rioja». Laura, la joven residente en Andratx, a quien el conductor que mató a su padre le reclama 4.000 euros, volvió a lamentar ayer la situación que está viviendo y denunció el «abuso del sistema judicial y de las aseguradoras para no pagar».

El padre de Laura falleció en la noche del 17 de febrero de 2006, al ser atropellado por un taxi de Calvià cuando cruzaba la carretera de Andratx al Port, a la altura del kilómetro 30.700. La víctima venía de casa de unos amigos y se dirigía a su domicilio, que está junto a la carretera. El informe elaborado por la Guardia Civil de Tráfico indica que el conductor no pudo evitar el atropello porque el peatón cruzó la calzada de forma imprevista y achaca la responsabilidad al fallecido, de nacionalidad británica y 72 años, porque caminaba sin elementos de seguridad pasiva.

Tras el accidente, la joven, que por entonces tenía 17 años, se preocupó por el conductor del taxi «porque tendría que cargar con el hecho de haber atropellado mortalmente a una persona». Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula cuando supo que el conductor la había demandado y le reclamaba los daños que el cuerpo de su padre había causado en el vehículo, que ascienden a 4.000 euros.

La joven manifiesta que su caso es similar al del conductor de La Rioja -que pedía 20.000 euros a la familia de un ciclista al que atropelló mortalmente, aunque a la postre ha retirado la demanda-, pero hay diferencias. «Hasta el día de hoy yo no he recibido ninguna indemnización por la muerte de mi padre, y a mí el conductor me reclama el dinero que costaron los daños en su coche en base a la herencia que nos ha dejado mi padre y no existe tal herencia», indica la joven.

«La compañía aseguradora del taxista se aferra al atestado que le da la razón para no pagar y además la Ley permite al conductor salir impune y le favorece para que pueda reclamar, es algo increíble», afirma.

Laura explica que cuando su padre fue atropellado «no se practicó la prueba de alcoholemia al conductor, como sí se realizó en La Rioja y tampoco se recoge con exactitud la velocidad a la que circulaba». En este sentido apunta que «cuando pasó el accidente había las obras del paseo peatonal y la velocidad estaba limitada. Hace dos meses pedimos al Ayuntamiento de Andratx si nos podía informar sobre la velocidad que había en la zona, pero estamos esperando la respuesta y queremos hacer un peritaje externo porque creemos que el conductor circulaba a más velocidad de la permitida».

Además, la joven destaca que en ambos lados de la carretera hay casas: «No hay paso de peatones, y los vecinos de una parte tienen que cruzar la carretera si quieren ir a la parada de autobús y los del otro lado también tienen que cruzar la carretera para ir a los contenedores a tirar la basura; creo que en la zona donde atropellaron a mi padre hay un problema para cruzar».

Por último, la joven explica que «el conductor de la Rioja ha retirado la demanda y yo no tengo noticias de que el taxista haya retirado la mía».
Este periódico intentó contactar ayer por teléfono con el taxista en varias ocasiones, pero fue imposible hablar con él.