Dos de los acusados, a su llegada ayer a los juzgados de Vía Alemania. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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JAVIER JIMÉNEZ La omertá. La Ley del silencio se ha impuesto entre los nigerianos detenidos en la Operación Lagos. De los diez detenidos por la Guardia Civil en Son Gotleu, el Coll d'en Rabassa y Son Cladera sólo uno, en concreto una mujer de origen guineano, ha querido declarar ante los investigadores. Y su versión no fue muy creíble: «No sé nada».

En total, fueron catorce los arrestados en el dispositivo que se montó el martes en Palma y otras tres ciudades españolas. Doce de ellos fueron apresados en la Isla, y dos en Madrid y Barcelona. Del grupo capturado por la ECO dos quedaron en libertad, por falta de pruebas inculpatorias.

Los otros diez pasaron dos noches en los calabozos de la Comandancia palmesana y ayer por la tarde, a las cuatro, pasaron a disposición judicial. En el Juzgado de Guardia se adoptaron medidas de seguridad especiales, aunque no se registraron incidentes. Se habilitaron traductores y sólo unos pocos de los detenidos ocultaron su rostro al detectar a los periodistas. El resto dio la cara.

La declaración se prolongó a lo largo de toda la tarde, y al cierre de esta edición todavía no había finalizado. La investigación policial, por su parte, sigue abierta y faltan por localizar a algunos sospechosos, en concreto dos o tres narcotraficantes. Para llevar a cabo la Operación Lagos fue necesario esperar a la llegada de los GRS (Grupos Rurales de Seguridad), con base en Valencia.