La Guardia Civil recuperó numeroso material a los rumanos que clonaban las tarjetas de crédito.

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Ioan Silaghi, un rumano de 37 años, está considerado por los investigadores como el cerebro de la organización del Este que estafó masivamente en Mallorca durante el año 2004. El martes seis guardias civiles y policías locales de la Isla viajaron a Madrid para declarar en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, que concluyó con la conformidad de Filagi para cumplir cinco años de condena.

Los otros seis miembros de la red -todos ellos rumanos- ya habían sido condenados previamente por el mismo tribunal, a penas que oscilan entre los cinco y los doce años de prisión. Ion quedó en libertad tras ser detenido y desapareció. Se le juzgó en rebeldía y finalmente fue localizado, al parecer en Madrid.

Los delincuentes que actuaron en Mallorca se centraron en Palmanova, Peguera y Artà. Estudiaban los cajeros automáticos más frecuentas por turistas y por la noche procedían a desmontar parte del aparato.

Colocaban unas piezas similares, diseñadas por ellos, con microcámaras ocultas y lectores de bandas magnéticas, de forma que conseguían copiar en cuestión de minutos los datos bancarios de cualquier cliente que utilizara el cajero.

A continuación, usaban tarjetas que regalan en gasolineras o centros comerciales como soporte para albergar los datos clonados y así se hacían con una Visa o Master Card completamente falsa, pero que era muy difícil de detectar.

A partir de ese momento los estafadores se dedicaban a «quemar» la tarjeta, es decir, a realizar el mayor número de compras posibles antes de que al propietario le llegara un listado bancario con las operaciones. La voracidad de la banda era asombrosa y con una de las tarjetas adquirieron, sólo en unas horas, efectos por valor de 20.000 euros.

La Guardia Civil y la Policía Local de Calvià montaron un operativo que permitió detener a los integrantes de la banda, y recuperar numeroso material, dinero e incluso coches. Los mafiosos rumanos estaban a punto de duplicar las tarjetas maestras de varios directores de entidades bancarias, con lo que habrían tenido acceso a un número elevadísimo de cuentas corriente y el fraude económico habría sido todavía mayor.