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JAVIER JIMÉNEZ «Entrará por Andratx, en forma de cap de fibló, y sus consecuencias no se pueden predecir». A las dos y media de la tarde de ayer la sombra del 4 de octubre de 2007 planeaba de nuevo sobre Mallorca. Y era negra, muy negra. Un gran temporal se volcaba amenazadoramente sobre la Isla y, a diferencia de aquel jueves negro, cuando los servicios de emergencia del Govern hicieron un ridículo clamoroso, todos los equipos de urgencia se movilizaron por la tormenta.

El Govern decretó la IG1, es decir, el nivel de peligro que alerta de tormentas fuertes o muy fuertes. La Guardia Civil, los bomberos, las policías locales y todos los organismos fueron informados de la que se avecinaba. La tempestad, con vientos huracanados, se esperaba por el suroeste de Mallorca, aunque el cielo estaba radiante. «La otra vez el tiempo cambió de golpe, se hizo de noche en unos minutos. Yo ya no me fío de nada», opinaba un quiosquero palmesano mientras ponía a cubierto algunos expositores.

La radio alertaba de las posibles consecuencias del temporal y en poco tiempo media Mallorca estaba al corriente de lo que podía pasar. Qué diferencia con aquel 4 de octubre, cuando meteorología y la Dirección General de Emergencias se olvidaron de que Palma iba a ser golpeada con furia por el viento. Al final, el temido temporal de ayer descargó en el mar. Más vale prevenir.