Los dos hijos de Margalida Bestard, con sus respectivas parejas, ayer en la casa de Pórtol donde vivía la desaparecida. Fotos: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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JAVIER JIMÉNEZ
La casa de Margalida Bestard en Pòrtol es oscura, como el estado de ánimo de su familia. Un año después de su desaparición sus allegados se sienten doblemente impotentes: saben quién la mató y no aparece el cuerpo. O lo que es lo mismo: no se puede encarcelar al principal sospechoso. Sus hijos, Catalina y Miquel, y el yerno y la nuera, Jaume y María, están tocados, pero no hundidos. «Vamos a seguir ahí, para demostrar que Antonio S. asesinó a Margalida Bestard y a Àngeles Arroyo, la otra mujer desaparecida».

"¿Alguien se acuerda de ustedes un año después?
"Muy pocos, sólo los vecinos de Pòrtol que siempre se han portado muy bien y los amigos.
"Tiene que ser muy duro coincidir por la calle con el presunto asesino.
"Ayer mismo lo vi en la calle Sant Cristòfol, con su furgoneta. Él no me vio y me fijé que estaba mirando un cártel con la foto de mi madre. Ha engordado, estaba muy tranquilo, como si nada.

"¿Cúal es la secuencia de la desaparición?
"A las 9.00 horas del 10 de octubre de 2007 mi madre llega a la calle Marineta con su asistenta. A las 11.00 horas se encuentra con Antonio en el ascensor y quedan para más tarde. A las 13.00 horas cobra al último inquilino y tres cuartos de hora después se ve con Antonio, con el que discute por un recibo. Luego desaparece hasta hoy.

"¿Nadie vio nada?
"Estamos seguros de que sí, pero tienen miedo de declarar. Antonio está implicado en dos desapariciones y es muy peligroso.
"Ustedes siempre han criticado la instrucción sumarial.
"Tardaron demasiado en sospechar de Antonio, luego descubren que miente, que cae en contradicciones y encima que ya estuvo en prisión por la desaparición de Àngeles Arroyo. Pero eso no basta y lo dejan en libertad. Es un insulto y una humillación.

"Sin cadáver no hay caso.
"En cambio sí que tiene interés el Gobierno y algunos jueces en buscar desaparecidos del 36, de la Guerra Civil española.
"¿Cuándo asumieron que Margalida estaba muerta?
"Al tercer día. Primero pensamos que la habían secuestrado para quitarle el dinero de los alquileres y luego lo vimos claro.
"¿Se han visto cara a cara con Antonio S.?
"Varias veces. Es un psicópata, un maltratador. Tiene estallidos de violencia que no puede controlar. Una vez nos llegó a decir: «De qué os quejáis, con la herencia que ahora tendréis».

"¿Dónde pudo esconder el cadáver?
"En esos días los vecinos le oyeron trabajar de madrugada en su piso de Trencadors. Es un chapuzas, que sabe mucho de albañilería. La jueza sólo permitió levantar la rampa del garaje y allí no estaba el cuerpo.

"¿Con una buena instrucción del caso habría aparecido Margalida?
"Sin duda. Muerta, pero habría aparecido. Ha sido un desastre tras otro, un cachondeo. Los delincuentes tienen más derechos que las víctimas. Antonio se ha reído de todos.

"Un año después, ¿qué esperan?
"Queremos enterrar cristianamente a mi madre. No es pedir mucho. Tampoco vamos a descansar hasta que Antonio pague por los dos crímenes que ha cometido, el de mi madre y el de Àngeles Arroyo.