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JAVIER JIMÉNEZ Tras la tempestad viene... el saqueo. El miércoles negro que padecieron decenas de propietarios de barcos en el Port d'Andratx cuando el vendaval vapuleó las naves no acabó con la caída de la noche. La Guardia Civil y la Policía Local montaron un operativo especial para evitar actos de pillaje, pero el perímetro a vigilar era demasiado amplio y los ladrones aprovecharon la coyuntura. Horas antes, por la tarde, los más atrevidos se habían acercado ya a las rocas para apoderarse de todo lo de valor que encontraban. «Es muy desagradable que mientras las barcas se estrellaban contra las rocas hubiera gente que ya empezaba a hurtar», lamentó ayer Xisco Femenías, el alcalde de Andratx.

Los más precavidos, conscientes de que el cordón policial sería insuficiente, se decidieron a pasar la noche sobre la cubierta de sus embarcaciones, desafiando el oleaje y el frío. «Parecían ratas, veías a gente arrastrarse en busca de objetos de valor», contó ayer un vecino del Port. La Guardia Civil teme que en los próximos días acudan a las zonas del siniestro submarinistas dispuestos a rastrear la costa. Para hoy la vigilancia policial se reforzará en Andratx, aunque parece claro que la tentación, es para algunos, demasiado poderosa.