El Tribunal Supremo (TS) ha aumentado a trece años de cárcel la pena para un joven que fue condenado por dar una paliza mortal a Jaume Fuster Lareu, un jubilado y enfermo de Parkinson, en Cala Rajada, a finales del año 2003.
El juicio contra el acusado se celebró a finales de 2007 en la Audiencia Provincial de Palma. El joven, que responde por Ramón López, fue condenado a tres años de cárcel por el delito de robo con violencia y a cuatro años por el de homicidio imprudente.
Entonces, el letrado penalista Gabriel Garcías, que defendió los intereses de la viuda durante el proceso, interpuso un recurso de casación ante el Supremo, argumentando que la muerte de Fuster, de 69 años, no fue resultado de una imprudencia sino que realmente existió intención de matar. Tal recurso ha sido estimado ahora por el Supremo, que ha incrementado a trece años de prisión la condena para el homicida Ramón López.
El trágico suceso tuvo lugar en la madrugada del 4 de octubre de 2003. Unas horas antes, el joven condenado había tomado unas copas en un bar de Capdepera para celebrar el cumpleaños del propietario.
Al acabar la fiesta decidió irse caminando hasta Cala Rajada. El joven condenado se dirigió hacia el paseo marítimo, donde contactó con la víctima. El hombre, de 69 años, había bajado a fumarse un cigarrillo a escondidas de su mujer cuando el agresor le abordó. Tras una breve conversación, Ramón S., aprovechó una distracción de la víctima para agredirle. Aunque el condenado explicó durante el juicio que sólo le pegó «dos guantazos porque me había tocado los genitales», lo cierto es que la sentencia de la Audiencia concluyó que le lanzó puñetazos y le golpeó en la cara durante «un par de minutos», cuando el hombre ya había caído al suelo.
El Tribunal Supremo ha ratificado ahora que el agresor «era consciente de que por la edad de la víctima y repetidos golpes que le daba en la cabeza podía causarle lesiones graves e innecesarias ante lo desproporcionado y brutal de la paliza».
Tras la agresión, Ramon López recogió las llaves del coche del acusado y huyó del lugar a bordo del mismo. Curiosamente, al día siguiente sufrió un accidente con el coche y lo abandonó en una rotonda de Capdepera. A consecuencia de la paliza, la víctima fue trasladada al hospital de Manacor con diversas contusiones y una fractura en la mandíbula. En principio no parecía haber sufrido mayores daños y fue dado de alta, aunque al cabo de varios días comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza. Seis días después falleció. Ahora se ha elevado la condena al responsable de su muerte.
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