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En la mañana de ayer se practicó la autopsia al cadáver del joven que fue hallado muerto el pasado jueves en el interior de su coche en Binissalem. El examen forense determinó que el joven de 22 años, llamado Tomeu Torrens, falleció por intoxicación de monóxido de carbono, que se denomina como 'muerte dulce'. De este modo se confirma la hipótesis que manejaban los investigadores del caso. El joven y su novia entraron con su coche en un garaje de Binissalem. Dejaron el vehículo en marcha para tener la calefacción encendida y no pasar frío, y se quedaron dormidos en el interior.

En el garaje se concentró una gran cantidad de humo. La joven se despertó y trató de despertar a su novio, pero éste no respondía y se dio la voz de alarma. Los servicios sanitarios trataron de reanimarlo pero no pudieron hacer nada por salvarle la vida. La joven fue trasladada al hospital de Inca, ya que también presentaba síntomas de intoxicación, pero poco después fue dada de alta.

La Policía Judicial de la Guardia Civil se hizo cargo de la investigación. Tras una primera inspección se determinó que el joven falleció al inhalar el gas de su propio vehículo, ya que el garaje tiene dos salidas de aire muy pequeñas.

No obstante, se estaba a la espera de la autopsia que se efectuó ayer. Los resultados fueron comunicados al Juzgado de Instrucción número 3 de Inca, que estaba de guardia el pasado jueves y se hizo cargo del caso, y confirmaban que la muerte del joven se produjo por intoxicación de monóxido de carbono. La investigación de la Guardia Civil también se da por finalizada al concluir que se trató de un desgraciado accidente.