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A toda velocidad y en dirección contraria por el Passeig Marítim. Una joven de 22 años terminó persiguiendo en su coche durante cerca de medio kilómetro a su ex pareja que iba en un ciclomotor. Dos años después de los hechos, la joven se sentó en el banquillo de los acusados para responder por un delito de amenazas por el que el fiscal le reclama dos años de prisión.

Según su propio testimonio, la madrugada del 19 de julio de 2007 acudió a la discoteca en la que trabajaba su ex novio como portero para hablar con él. Hacía un año que ambos habían roto. La acusada, reconoce que le insultó por mirar cómo otra pareja mantenía relaciones: «le dije que si eso era lo que le iba», aseguró. Tras una breve discusión, la joven salió y la emprendió con la moto del portero. Según ella, sólo realizó dos rayones. La víctima asegura que llegó a tirarla al suelo. Cuando el portero salía de trabajar se encontró con que la joven se dirigía hacia él: «venía a gran velocidad y di gas a la moto para irme», aseguró. Entonces comenzó la persecución.

Con intención de despistarla, el hombre salió al paseo marítimo en dirección contraria, aprovechando el arcén y que iba en moto. La acusada le siguió: «no se quería parar, de ahí que yo fuera detrás para hablar con él, le pité, pero no se detuvo». El hombre se desvió del paseo varios centenares de metros después y se subió en una acera. Según su testimonio, la mujer le siguió y, entonces chocó contra una cabina telefónica, momento en el que terminó la persecución, aunque ella niega haberse subido a la acera y cualquier colisión.

El abogado defensor de la joven, Jaime Campaner, aceptó el relato de los hechos con ciertos matices, pero solicitó la absolución para ella ya que, en su opinión, lo ocurrido constituiría una falta y no un delito.