Investigan las últimas llamadas telefónicas que recibió y efectuó Dalmau

Los investigadores han solicitado autorización judicial para rastrear las últimas llamadas, tanto las recibidas como las realizadas, de Miquel Dalmau.
Antes de que su teléfono móvil apareciera destrozado entre las rocas de Cap Blanc, el pasado viernes, la Guardia Civil y la Policía solicitaron a distintas empresas telefónicas el listado de las últimas llamadas. Sin embargo, sin el aparato era muy complicado saber cuáles habían sido las llamadas entrantes (ya que en el listado de las compañías telefónicas aparecen las realizadas por el cliente) o los mensajes de texto.
El pasado viernes, cuando los agentes de la Policía Judicial regresaron al acantilado de Cap Blanc, en Llucmajor, buscaron entre otras cosas los efectos personales del fallecido, sobre todo su teléfono móvil. El aparato apareció destrozado, pero en su interior se encontró la tarjeta, lo cual ha permitido acceder a todas las llamadas o mensajes del doctor.
Mientras tanto, en Criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid, continúan realizando las siete nuevas pruebas que solicitó la Benemérita y que autorizó el juez del caso. Cinco de ellas están relacionadas con la parafina, es decir, buscan restos de pólvora en las manos o la cabeza de Dalmau, para constatar o desmentir si se utilizó un arma de fuego.
Las otras dos pruebas son contrastes de restos de sangre hallados en la ropa del fallecido, y el objeto es confirmar si todas esas manchas son suyas. La autopsia efectuada en Palma no encontró indicios de mano criminal y se remitieron algunas muestras a Toxicología de Barcelona, para descartar que no hubiera sustancias químicas extrañas en su cuerpo. Los resultados de aquellos exámenes todavía no se han remitido.
Oficialmente, el examen forense determinó que las causas de la muerte habían sido «traumatismos cráneo encefálico abiertos y destrucción de centros vitales». Miquel Dalmau desapareció el 28 de abril y dos días después se encontró su cuerpo sin vida en las rocas de Cap Blanc, entre el amasijo de hierros al que quedó reducido su Volkswagen Touareg.