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«Me sentía obligada porque me decía que si no lo hacía no podría ir a ver a mi padre». Una joven de 25 años de edad con una discapacidad psíquica del 65 por ciento contó ayer en la Audiencia Provincial de Palma que el compañero de su madre le obligó bajo coacciones a mantener relaciones sexuales con ella durante más de un año y medio. La víctima está incapacitada por una sentencia judicial para administrar sus bienes, por lo que las acusaciones entienden que mantuvo relaciones con el acusado intimidada. El acusado, que se enfrenta a ocho años de cárcel, y la madre de la joven niegan de forma tajante que se produjera ningún episodio sexual en la casa en la que vivían en Manacor.
De hecho, el procesado sostiene que la joven ha denunciado los hechos por resentimiento hacia él porque era el encargado de imponerle castigos: «Yo lo que no quería era que fumara porros y otras cosas», aseguró. Uno de los castigos que recibía la joven, que entonces tenía unos 20 años de edad consistía en impedirla visitar a su padre: «Ella siempre buscaba la escapatoria de ir con su padre», según el acusado. La víctima dice que esa era precisamente la amenaza que recibía para realizar prácticas sexuales con el acusado. La primera vez, la niña cuenta que pidió al novio de su madre que mediara para que le dejaran ir a pasar las fiestas de Sant Antoni en casa de su padre. «Él me dijo que sí pero con una condición», la de mantener relaciones con él a la vuelta. «Le dije vale pensando que era una broma. Cuando volví, un día entró en mi habitación y me dijo: 'ya sabes lo que tienes que hacer'».
La fiscalía y la acusación particular piden una condena de ocho años de cárcel para el acusado por un delito de abusos sexuales, además de una orden de alejamiento de doce años. El abogado de la defensa, Fernando Mateas, solicita la absolución.