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Más de un centenar de guardias civiles, apoyados por decenas de policías locales y por la Jefatura palmesana, estaban volcados ayer en la localización del preso fugado y sus tres cómplices. El gran operativo dio sus frutos y por la tarde fue arrestado Christian, el hermanastro de Alejandro, y considerado cómplice de los hechos.

La declaración de Christian ha sido de gran importancia para los agentes. En un primer momento, tras ser arrestado cerca de s'Albufera de Muro, aseguró que no sabía «de qué me estáis hablando», aunque después reconoció que había estado estos días con Alejandro y que vio el Audi A4 antes de que lo incendiaran, el lunes por la tarde. No obstante, aseguró que no había participado ni en el crimen ni en el incendio posterior en el coche.

Escondite

El presunto cómplice, que fue arrestado por la Policía Judicial de la Guardia Civil, fue trasladado después hasta la Comandancia de Palma, donde fue sometido a un intenso interrogatorio. Poco después se descubrió el escondite de Alejandro de Abarca, en una caseta abandonada de s'Albufera de Muro, a unos dos kilómetros de donde fue hallado el cadáver de Ana Niculai.

Había estado allí hasta hacía muy poco porque en la casa se encontró su mochila, comida y unos efectos que denotaban que había escapado minutos antes, quizás cuando advirtió que coches camuflados se acercaban por el camino.

La elección de la finca donde se pegó fuego al Audi A4 no fue casual. Alejandro conocía a la perfección ese paraje y tras su huida del Centro de Reinserción Social volvió a Muro porque sabía cómo moverse por aquellos caminos apartados, cerca de s'Albufera. Además, hay numerosas casetas abandonadas en las inmediaciones, perfectas para esconderse por unos días.

Los agentes saben que desde el lunes, cuando supuestamente mató a Ana, Alejandro ha estado oculto en Muro. Hay cuatro testigos que lo incriminan directamente en el crimen: un empleado de la gasolinera de Muro lo reconoce sin género de dudas como el hombre que el lunes por la tarde compró 5 litros de Súper 95. Otro vecino lo vio conduciendo el Audi A4 de Ana y dos más repararon en él cuando el lunes por la tarde-noche salía caminando de s'Albufera, cerca de donde acababa de incendiarse el coche. El fugitivo buscaba un lugar donde esconderse, porque era consciente de que su ausencia del Centro de Reinserción Social sería denunciado a las autoridades.

En este punto, hay cierta polémica, ya que las fuentes policiales consultadas indicaron ayer que no fue hasta el miércoles por la noche cuando fueron informados de que un preso -que además tenía antecedentes por al menos un delito sexual- no había regresado al centro, en las inmediaciones del nuevo parque de bomberos.

Otro sospechoso

Por otra parte, los investigadores interrogaron ayer a otro familiar directo de Alejandro, vecino de Felanitx, que resultó que no tenía nada que ver con la muerte de Ana ni tampoco escondió al fugitivo durante su huida.