Los hechos ocurrieron en Can Picafort en el verano del año 2010. | M. Joy

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La Audiencia Provincial de Palma condena a un año y medio de cárcel a una cajera de Can Picafort que llegó a apropiarse de 200 euros cada día del supermercado en el que trabajaba.

La mujer aprovechaba el gran número de extranjeros que compraban botellas de alcohol en el establecimiento. Cuando les iba a cobrar, señalaba la caja y decía 'broken'. De esta manera se excusaba de darles el ticket y de marcar el producto en el registradora. Cobraba a los clientes el precio real pero dejaba registrado que se había producido la venta de un producto más barato. De esta manera, la mujer se quedaba con la diferencia de precio. Con este método llegó a hacerse con 200 euros al día de media, hasta un total de 12.000 en los tres meses en los que se ha comprobado la estafa: todos los del verano de 2010.

La mujer fue delatada por una compañera a la que propuso participar en la trama. Para confirmar lo que les habían contado, los responsables de la tienda tendieron una trampa a su empleada. La novia de un sobrino del administrador, británica, fue a la tienda a comprar. La cajera reprodujo con ella el procedimiento habitual para estafar a los compradores. Al ser cazada reconoció los hechos y dijo a sus jefes que «necesitaba el dinero».

La empleada que había delatado a la cajera logró de este modo que le prorrogaran el contrato varios meses para cubrir el despido de la empleada ahora despedida, que tenía una notable antigüedad en la empresa.