La víctima, de 67 años, salió despedida 20 metros y quedó tendida sobre la calzada, en estado crítico. El turismo aceleró y escapó, pero una testigo memorizó los cuatro dígitos de la matrícula y dos de las tres letras. Con esos datos, la Policía Local inició un barrido informático y dio con cuatro coches sospechosos. BMW sólo había uno, así que rápidamente se identificó al conductor.
Además, los testigos contaron que en el interior del coche había otros dos ocupantes, además del piloto. Una hora y media después del atropello con fuga, el BMW fue localizado en un garaje de la calle Eusebio Estada, donde vive Enrique N., el principal acusado. Cuando los agentes examinaron el vehículo, ya no había dudas: el cristal delantero, en el lado del piloto, estaba destrozado y le faltaba un retrovisor y la rejilla delantera, que precisamente fueron encontrados junto a la mujer atropellada.
Poco después, un agente de policía contactó con la madre del conductor y finalmente habló por teléfono con él. El joven primera parece ser que negó que estuviera al volante él, aunque después, con las evidencias de los testigos, cambió de táctica: «No me entrego porque me vais a detener».
Negociación
Las negociaciones se prolongaron durante todo el día de ayer, además de la vigilancia policial entorno a la casa del joven y de sus familiares. Sobre el joven consta una orden de detención y al estar plenamente identificado, es sólo cuestión de horas que se entregue en el juzgado o en el cuartel de San Fernando.
El acusado cuenta por un antecedente policial por consumo de estupefacientes en vía pública.
