La Policía Nacional ha atendido una decena de denuncias por casos de abuso por internet en lo que va de año en Balears. | EFE - M

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En la actualidad el uso de móviles, ordenadores, redes sociales y demás avances tecnológicos, es habitual entre los adolescentes. El mal uso de estos dispositivos y ciberespacios está dando lugar a nuevas prácticas poco ortodoxas para llevar a cabo delitos como el bullying o el abuso sexual.

El principal problema de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), es que otorgan a los agresores un anonimato con el que antes no contaban. Mediante las nuevas tecnologías consiguen entrar en contacto con los menores haciendo mucho más difícil la detección del conflicto para los padres o tutores de estos.

Miguel, uno de los policías del Grupo de Delincuencia Económica y de Delitos Tecnológicos de la Jefatura de Policía de Palma, cuenta como la supervisión paterna de las actividades de los menores en la red es imprescindible para prevenir estas prácticas. «Debemos educar a los niños para navegar correctamente por la red tal y como los educamos para cruzar bien la calle».

Denuncias

En los últimos años las prácticas por las que la Policía Nacional ha recibido más denuncias son el ciberbullying y el grooming. El primero de estos es el acoso escolar entre menores en cualquiera de sus formas, ya sea maltrato físico, verbal o psicológico, pero llevado a cabo mediante las redes sociales. Es decir, subiendo contenidos que son vergonzosos o poco dignos para la víctima a la red. El grooming consiste en acciones iniciadas por un adulto con el objetivo de persuadir al menor mediante las TIC para mantener un encuentro con este y abusar sexualmente del mismo.

En último lugar, una tercera práctica, llevada a cabo tanto entre adultos como entre menores, en la conocida como sexting. Esta consiste en el intercambio de contenidos de índole sexual a través de dispositivos móviles. El sexting se diferencia de las dos anteriores en que por realizar el intercambio no se incurre en un delito, a no ser que los contenidos sean publicados en la red.

En caso de que estas prácticas no sean denunciadas por el menor o detectadas por los padres a tiempo, pueden llevar a ejercer gran presión sobre la víctima, pudiendo desembocar en depresiones e incluso suicidios.

La Policía Nacional ha llevado a cabo algunas charlas sobre este tema con el objetivo de prevenir a menores y padres de los riesgos que esconde la red. Miguel advierte de que la educación del menor es esencial para evitar que se involucren en estas prácticas. «El ordenador desde el que se conecten los niños debe estar en un sitio común de la casa. De esta forma y de un vistazo se puede saber qué sitios web visita hasta que sepa navegar solo de forma responsable». Las vacaciones suelen ser negativas en este sentido ya que los casos de acoso a menores en internet aumentan en verano por la desatención o relajación de los padres. «El mayor problema para controlar adecuadamente a los menores es que en muchas ocasiones ellos tienen mayor conocimiento de las redes que los adultos», concluye.