El vigilante afirma que fue juzgado y condenado antes de que todo se aclarara. | Julio Bastida

TW
11

Nuestro protagonista, tras más de 24 años de profesión como vigilante de seguridad y con una brillante hoja de servicio, se vio implicado en un lamentable incidente que se convirtió en su auténtica pesadilla.

«El 30 de octubre me llamaron mis jefes para comunicarme que me habían denunciado y que me apartaban del servicio que prestaba en un centro de menores de Palma. No me quisieron dar ninguna explicación pero, al final, descubrí que todo partía de la denuncia del director del centro (alguien de arriba se lo ordenó) en la que afirmaban que yo me había puesto en contacto con una menor fugada para ofrecerle sexo a cambio de dinero. Como os podéis imaginar mi vida cambió por completo desde ese momento. Al final, todo se aclaró y el único mensaje que yo envié a la chica fue el siguiente: «Dejaros de quedar por ahí estando fugadas del centro. Lo que tenéis que hacer es volver y no buscaros más problemas ni a vosotras ni a vuestras familias». Puse mi móvil y claves a disposición de la policía y, finalmente, el juez decidió archivar el caso. He sufrido mucho. Tuve que vender el coche, la moto, entré en depresión y he vivido un calvario. ¿Quién me repone el daño?», concluye.