Imagen del juicio, celebrado en la Audiencia Provincial de Palma. | Alejandro Sepulveda Soler

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El Tribunal Supremo ha fijado en 16 años de cárcel la condena para una banda llegó a defraudar más de 45.000 euros en apenas medio año: de noviembre de 2006 a mayo de 2007, cuando los principales responsables fueron detenidos. El alto tribunal apenas retoca la sentencia de la Audiencia Provincial y rebaja en cuatro meses la pena para una de las seis acusadas.

El grupo se dedicaba a colocar dispositivos ocultos en la boca de cajeros automáticos. Así lograban copiar la banda magnética y hacerse con el código de seguridad de la víctimas. Con esos datos compraban joyas, ropa y, curiosamente, sobre todo tabaco. El objetivo era sacarlos de la Isla para venderlos posteriormente. Tres de los acusados fueron detenidos cuando embarcaban hacia Barcelona cargados de material comprado con las tarjetas falsas. Una de las detenidas llevaba encima más de ochenta cartones. Además se reflejan compras de cigarrillos en estancos de Palma, Calvià o el Port de Pollença.

El grupo acudió al Supremo alegando que no había pruebas suficientes en su contra. La Sala les replica que hay indicios «abrumadores» en su contra.