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Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han detenido a tres individuos que atracaron dos salones de juegos en Palma. En uno de los casos, agredieron al encargado y, en el otro, secuestraron al responsable y le dieron una paliza para que les entregara las llaves y el código de seguridad de la alarma. La investigación ha durado meses y los sospechosos fueron detenidos el miércoles pasado. Se trata de tres jóvenes de 33, 29 y 22 años de nacionalidad española. Los dos primeros tienen un amplio historial delictivo.

Cala Estància

El primer atraco se cometió el 28 de octubre del año pasado en un salón de juegos de Cala Estància. Un individuo le dijo al encargado si le podía abrir para poder comprar tabaco. El empleado accedió y le permitió la entrada. En ese momento, el asaltante dio un puñetazo al trabajador y lo tiró al suelo. Acto seguido entró un segundo individuo. Éste inmovilizó al empleado mientras el primero recorría el local en busca de la recaudación. Los dos delincuentes, que llevaban cascos de motoristas, lograron apoderarse de 5.490 euros y huyeron.

El segundo atraco se cometió el 2 de diciembre y fue mucho más violento. El encargado de un salón de juegos de la calle Francesc Suau había cerrado el establecimiento y se dirigía caminando a su casa. Sobre las tres de la madrugada, en la calle 31 de diciembre, fue abordado por tres individuos que lo golpearon, lo introdujeron a la fuerza en un vehículo y le pusieron una capucha y bridas en las muñecas. Después lo llevaron a otra zona, donde lo arrodillaron y le pusieron un objeto punzante en el cuello, mientras lo amenazaban de muerte para que les diera las llaves del local y el código de la alarma. Acto seguido dos de los delincuentes fueron al salón y el tercero se quedó vigilándolo.

Enfurecidos

Al cabo de un rato regresaron los dos delincuentes enfurecidos porque había saltado la alarma del local. Pensaron que el encargado les había dado un código erróneo y le dieron una paliza. Desde la central de alarmas llamaron al móvil del empleado y los delincuentes le hicieron disimilar y que dijera que todo iba bien. El interlocutor lo notó extraño y alertó a la policía, que poco después también lo llamó. Los secuestradores le obligaron a decir que todo estaba bien, pero se pusieron nerviosos y se marcharon, aunque le quitaron la cartera y el móvil.

El herido vio que estaba en el torrente de Can Barbarà, junto al Portitxol. Fue a Son Espases y recibió asistencia médica. El Grupo de Atracos del Cuerpo Nacional de Policía se hizo cargo de ambas investigaciones y ahora las ha resuelto.