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La Policía Nacional ha concluido que el ADN de los restos óseos de un bebé alumbrado en 1970 en Son Dureta coinciden con el de sus familiares, por lo que la investigación concluye con la afirmación de que no hubo robo de bebé, sino «una sucesión fatal de causas que comportaron el fallecimiento de un recién nacido prematuro».

Así lo ha destacado la Policía en un comunicado, en el que detalla que en mayo de 2013 se inició esta investigación relativa a la posibilidad que un bebé prematuro alumbrado en Son Dureta en 1970 hubiera sido objeto de robo, simulando su muerte y posterior enterramiento. La denuncia fue presentada ante el Grupo de Homicidios que ha sido el encargado de realizar las investigaciones.

Las pesquisas se iniciaron con la consulta en las fuentes documentales habituales en este tipo de casos, y, lograda la recopilación de la mayoría de esos documentos, todos procedentes del año 1970, los mismos mantenían una secuencia cronológica y temporal «perfectamente plausible».

No obstante, este caso tenía una particularidad que lo distinguía de otros similares también investigados, ya que la familia que perdió el bebé tenía una sepultura en propiedad, por lo que no hubo ni incineración ni inhumación en una fosa municipal, y era un excelente ocasión para completar la investigación si se hallaban los restos del cadáver del recién nacido supuestamente enterrado en el nicho identificado.

Además, la empresa funeraria municipal tenía registrado en su libro de inhumaciones fecha y sepultura exacta en la que debía estar el recién nacido enterrado, y dados los enterramientos realizados con posterioridad en el mismo nicho (todos de adultos) era factible hallar restos del recién nacido de los que obtener muestras de ADN.

Los investigadores solicitaron mandamiento a la Juez Instructora para realizar una exhumación y a pesar de las dificultades que se preveían para obtener muestras óseas de un cuerpo tan pequeño y frágil, se obtuvo el permiso.

Exhumación del cuerpo

De tal modo, el pasado mes de mayo, efectivos de Policía Científica y de Homicidios procedieron a examinar los restos que se encontraron en la sepultura de la familia denunciante, localizando lo que podía ser, en efecto, restos de un recién nacido junto a otros elementos óseos enterrados en el nicho investigado.

Dichos restos fueron enviados a la Comisaría General de Policía Científica al objeto de que se realizara el pertinente informe pericial de las muestras biológicas halladas en el cementerio que, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, finalmente determinó que pertenecían a la familia denunciante.

El Grupo de Homicidios ha cerrado otras 20 investigaciones sobre posibles robos de bebé desde el año 2010, sin que hasta el momento se hayan encontrado indicios que permitan deducir la comisión de hechos delictivos.

La asociación 'Orígens' ha colaborado desinteresadamente en varios de estos casos apoyando a familiares y a policías.