Para hacerlo, repartió entre los feligreses la factura telefónica en la que había varias llamadas que la acusada consideraba sospechosos. En ese documento, además de un dato privado como las llamadas hay otros «personalísimos» como el número de carné de identidad o la cuenta bancaria. El resultado es un delito de revelación de secretos que, eso sí, le ha sido impuesto en una extensión mínima, ya que está castigado con elevadas penas de cárcel.
La acusada, una mujer de 60 años, sospechaba que su compañera de piso tenía un affaire con su marido. Para comprobarlo cogió del buzón la factura del móvil y descubrió varias llamadas de su rival a su marido, que estaba en otro país. Indignada, hizo copias y lo repartió por la Iglesia el 16 de mayo de 2013.
Hubo un intento de perdón por parte de la víctima, que en el juicio afirmó que olvidaría lo ocurrido siempre y cuando, la celosa acusada llamara al marido de la víctima para limpiar su nombre después de haberla acusado de adúltera. La otra se negó.
2 comentarios
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Leimat, que te hayas metido aquí para leer la noticia y al menos hayas malgastado tu tiempo en dejar un mensaje dice mucho de tu nivel selectivo a la hora de elegir qué noticias quieres leer. A mí si una noticia no me interesa, no me meto en ella, y mucho menos gasto mi tiempo en dejar un mensaje.
Que esta "noticia" salga en este periódico, dice mucho del nivel periodístico. Como periodista y mallorquín siento vergüenza ajena al leer ciertas cosas en este periódico. No sería raro que censuren este comentario (que no infringe ninguna norma) PD.: El tio se lo tiene merecido por infiel!