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La Guardia Civil ha detenido a 94 integrantes de una red internacional de tráfico de drogas y blanqueo de capitales en el marco de la operación Iron Belt, que se ha realizado en Madrid, Burgos, Segovia y Mallorca, donde este viernes se ha llevado a cabo la parte final del operativo.

El instituto armado informa en una nota de prensa de que, desde el inicio de la operación en mayo, se han practicado 115 registros domiciliarios, se han incautado 17 kilos de cocaína, 10 kilos de sustancia de corte, 2 de metanfetamina, 45 de hachís, 6 armas de fuego, 12 vehículos de alta gama y 300.000 euros en efectivo.

Además, se ha procedido al bloqueo de 127 productos y cuentas bancarias, al haberse detectado transferencias de importantes cantidades de dinero a paraísos fiscales fuera de la Unión Europea.

La investigación de la operación comenzó hace 17 meses y las primeras detenciones se realizaron en Baleares en mayo pasado, mientras hoy se han detenido a unas 40 personas en Mallorca y se han realizado 42 registros domiciliarios en las localidades de Son Banya, Coll d'en Rabassa, Llucmajor, Sant Jordi, S'Aranjassa, Palma y Alcúdia.

En el operativo, que ha comenzado a las 5.30 horas de este viernes, han participado unos 300 agentes de distintas unidades de la Guardia Civil, en lo que supone «la explotación final» de la operación Iron Belt, llevada a cabo al comprobar que la organización intentaba aumentar la importación de sustancias estupefacientes a Baleares.

La Guardia Civil señala que la investigación continúa abierta por lo que no descarta nuevas detenciones.

La operación de este viernes ha estado dirigida por el Juzgado de Instrucción número 11 de Palma y la Fiscalía Antidroga de Baleares.

La investigación ha sido compleja por la experiencia previa de los integrantes de la red, muchos de ellos pertenecientes a dos clanes históricos del narcotráfico en Baleares, con numerosos antecedentes penales y policiales, que actuaban con opacidad y bajo amplias medidas de seguridad, destaca el instituto armado.

La investigación se inició al detectarse contactos entre redes de Baleares con otras en la Península que se encontraban para concretar las actividades ilícitas en Holanda.

Los integrantes de esta organización trasladaban la droga desde los Países Bajos hasta España mediante vehículos con sofisticados dobles fondos para evitar que los estupefacientes fueras detectados en los controles policiales.

Para negociar el envío de estas sustancias, los cabecillas de la red se desplazaban a Holanda y regresaban a España hasta recibir la mercancía prohibida para distribuirla en distintos puntos del país.

La operación ha constado de dos fases; en la primera, llevada a cabo en mayo, se interceptó un paquete con 1,3 kilos de cocaína, cuyo destino final era Ibiza, a raíz de lo cual en Mallorca se realizaron 19 registros domiciliarios, 27 personas fueron detenidas y se desmanteló un laboratorio de adulteración y transformación de la cocaína, con la intervención de gran cantidad de droga.

En la segunda fase, una vez detectado que la base de la red estaba en Mallorca, se detuvieron a 27 personas en Burgos, Segovia, Madrid, donde se incautaron varios kilos de cocaína y sustancias de corte para su adulteración.

También, se desmanteló un «chiringuito financiero» que la red utilizaba para blanquear el dinero obtenido de la venta de droga, con la detección de transferencias monetarias a entidades bancarias en paraísos fiscales.

Para tratar de ocultar los beneficios económicos que generaba la actividad delictiva, la organización usaba empresas pantallas y testaferros.