Por su lado, la defensa del acusado ha pedido la imposición de la pena mínima de 15 años por el delito de asesinato y una pena de un año por el delito de tenencia ilícita de armas.
El tribunal popular considera probado que Arnau M. acudió a las siete de la mañana del 24 de junio de 2014 al bar Gorli, en primera línea de playa. El asesino pidió un café al propietario del establecimiento, Ángel Abad. Mantuvieron una breve conversación y le dio dos disparos con un revólver Llama modelo Scorpio del calibre 38. En el pecho y en el cuello. La víctima, de 61 años, era amante de la mujer del procesado. Murió tras un shock hemorrágico.
Arnau M., mecánico de 53 años, fue a su taller tras cometer el crimen. Allí escondió el arma y quemó el mono que llevaba puesto en un bidón. El acusado carecía de licencia para ese tipo de arma. Una del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) de la Policía Nacional de Madrid encontró el revólver el 7 de agosto. Estaba escondido en un agujero. El procesado no tenía licencia para este tipo de arma.
Los investigadores encontraron numerosas búsquedas en el ordenador del taller de Arnau M.: «El mecánico cornudo. La peluquera infiel. Instrucciones del revólver Llama modelo Scorpio calibre 38. Cómo fabricar un silenciador. Programa para localizar teléfonos». Arnau M., un día antes del crimen, vio en ese dispositivo la película La bala del asesino y vídeos de psicópatas colombianos.
El acusado estuvo en el bar Gorli un día antes del asesinato. La hija de la víctima le sirvió un café. Le extrañó su presencia. Nunca había ido al establecimiento. Ángel Abad envió un mensaje a la exmujer del acusado aquella tarde comentándole que Arnau M. había estado en el bar. «Fue a preparar el crimen un día antes para asegurar su huida», afirmó el abogado de la familia, Tomeu Salas, en su informe.
Arnau M. volvió a insistir en su inocencia este jueves en la última sesión del juicio con jurado en la Audiencia Provincial: «Soy inocente, un trabajador, nunca he hecho nada malo. Siempre respeto y ayudo a los demás», dijo en el turno de la última palabra. «Creo en la Justicia, pero si me consideran culpable injustamente, hay una casa para reparar el daño», añadió.
La fiscal y el abogado de la familia de la víctima reclaman una condena de 22 años de cárcel por asesinato y tenencia ilícita de armas. Además, solicitan una indemnización de 250.000 euros para la mujer e hija del fallecido.
2 comentarios
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ai estam muy bien.
LLIBERTAT JORDIS