Los trabajadores de la funeraria trasladan uno de los cuerpos sin vida encontrados ayer en un domicilio de Palma. | Jaume Morey

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Una madre mató a su hijo de 13 años y se suicidó con un brasero manipulado, según los investigadores. El novio de la mujer encontró los cadáveres la tarde del viernes en una habitación sin ventilación. La puerta estaba bloqueada. El hombre vio que no reaccionaban y avisó enseguida a los servicios de emergencias. Los cuerpos llevaban horas sin vida.

Los bomberos de Palma acudieron a la vivienda, en el número 4 de la calle Gabriel Maura, sobre las cuatro y media de la tarde. Los investigadores creen que los cuerpos y el perro de compañía habrían fallecido intoxicados por monóxido de carbono. No tenían signos de violencia.

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El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional investiga las causas. La mujer, de 42 años y nacionalidad argentina, vivía en un tercer piso con su hijo, de 13, que sufría autismo. No hay nombres en su buzón. La policía tiene constancia de que la mujer había amenazado a su expareja y padre del menor con suicidarse en varias ocasiones. Una de las hipótesis que manejan los agentes es que sedó a su hijo antes de intoxicarlo.

Vecinos

Los vecinos del edificio se asomaron a los balcones al ver la presencia de bomberos, ambulancia, Policía Local y Nacional. Un señor mayor, vecino del inmueble, no sabía lo que había ocurrido al entrar en el portal. «He visto una ambulancia y diez coches de policía cuando he salido de casa», cuenta. «No sé qué ha pasado. Yo he ido a comprar esto», explicaba señalando una bolsa transparente con cinco kiwis.