El juez Penalva saluda a un guarda jurado. | Cati Cladera

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El juez del ‘caso Cursach’, Manuel Penalva, desvela en el escrito en el que rechaza ser apartado del caso que el supuesto ‘número dos’ de la trama, Bartolomé Sbert, buscó un pacto con la Fiscalía tras su detención. El magistrado respondía en el escrito al abogado del imputado, Antonio Martínez, quien fue el primero en plantear su recusación. El letrado insistía en que buena parte de la causa se buscaba en testigos que buscaban «negociar beneficios» por sus problemas con la Justicia. El magistrado le contesta: «Lo de negociar habrá que recordárselo al letrado cuando llegado el momento de conocer las acusaciones y los años de prisión que se solicitan a su cliente, trate de negociar con la Fiscalía, porque no en vano, aunque lo omita en su escrito ya ha tratado de hacerlo en esta fase del procedimiento, de modo que su cliente también debe de estar incluido en el catálogo de esos testigos ‘óptimos’ a los que se refiere».

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Según fuentes de la causa, la defensa sondeó algún posible acuerdo con el representante del Ministerio Público, Miguel Ángel Subirán, si bien no llegaron a buen puerto. Hubiera supuesto un absoluto terremoto en la causa.

Sbert, tras su detención fue asistido por los mismos abogados que Cursach. Sin embargo, poco después optó por otra dirección letrada. A lo largo de la instrucción ha habido algunas diferencias de trato entre los dos principales investigados. Así, desde Instituciones Penitenciarias se informó de que los dos iban a ser trasladados a la Península. Al final, sólo lo fue Cursach. Además, la Fiscalía accedió a solicitar la posibilidad de que quedara en libertad bajo el pago de una fianza de medio millón. Fue una decisión sorpresiva porque llegó días después de que el juez hubiera denegado una petición de libertad. En su contestación a un recurso, el ministerio público introdujo la fianza.