Imagen de un indigente discapacitado que hace dos días estaba en la calle Alcalá de Madrid (izquierda) y desde el pasado lunes pide limosna en Jaume III (derecha) de Palma.

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«No somos integrantes de ninguna mafia. Somos gente honrada que sólo nos ganamos la vida pidiendo por las calles. Yo pido en la calle y nadie me obliga. Lo hago porque quiero y necesito el dinero». Así arrancó este martes la entrevista a uno de los mendigos sometidos por el clan rumano que controla más del 95 por ciento de la mendicidad de Palma. «Nos estáis destrozando la vida. Desde que están saliendo noticias malas sobre nosotros en los periódicos la gente nos da menos dinero», concluye uno de los pedigüeños.

Según su versión, ellos ejercen la mendicidad de manera totalmente voluntaria y obteniendo unos cinco euros diarios de beneficio. Fuentes policiales, desmienten esta versión y apuntan a que los ingresos que obtienen los indigentes al final del día puede oscilar entre los 60 y 90 euros.

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La entrevista se ve interrumpida cuando éstos detectaron la presencia de integrantes de la organización que vigilaban nuestros movimientos desde el interior de un turismo. Se trataba de dos súbditos rumanos que, desde una distancia de unos 200 metros, no perdían detalle de nuestra conversación. Cuando intentamos aproximarnos a ellos para conocer su versión se marcharon a toda velocidad.

Por su parte, el Cuerpo Nacional de Policía, a través de la Brigada de Extranjería, ha realizado numerosas actuaciones de oficio al detectar que las mafias utilizaban fotografías de menores en sus carteles, la gran mayoría de ellas bajadas de internet. Los agentes responsables del caso también extendieron la línea de investigación paralela entre los aparcacoches, que también están sometidos al control de grupos organizados.

Alrededor de las 14.30 horas, gran parte de los pedigüeños se reúnen en el Parc de Ses Estacions de Palma para comer todos juntos. Algunos de ellos, también viven allí en una tienda de campaña.