El guardia civil enjuiciado, durante la vista celebrada en Palma. | Guillermo Esteban

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Un guardia civil ha sido condenado a dos años de cárcel por golpear a otro con un vaso en un bar de copas del Paseo Marítimo de Palma. El agente deberá indemnizar a su compañero con 109.379 euros por el daño moral y las secuelas.

La agresión ocurrió la madrugada del 1 de septiembre de 2013. El juez considera probado que el acusado golpeó a la víctima con la mano por detrás y le recriminó que molestara a su novia y a varias amigas. Los dos agentes se enfrentaron.

El procesado le propinó un fuerte golpe en la frente con un vaso de cristal que se rompió cuando el perjudicado levantó la muñeca izquierda para tratar de repeler el impacto. La víctima sufrió un corte profundo en el antebrazo izquierdo y policontusiones.

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El agresor lo inmovilizó cogiéndolo de espaldas y por el cuello. Se desplazaron unos metros hasta que cayeron al suelo, donde el acusado volvió a darle puñetazos. A consecuencia de estos hechos, el agente agredido estuvo tres días hospitalizado y dos años y tres meses de baja. «El perjudicado se verá afectado en todas las actividades de su vida cotidiana que impliquen aplicar fuerza o tensión con la mano izquierda».

El juez sostiene en su sentencia que se ha constatado un dato objetivo que no es coherente con la versión del agresor y que compromete su credibilidad. «Inmediatamente después del incidente, sin esperar a que viniera la policía para aclararlo, ni los servicios médicos, abandona el lugar junto con su pareja. Mientras que todos sus amigos, compañeros y el perjudicado, se quedan en el bar para aclarar junto a la Policía Local el incidente». El magistrado subraya que el agente no puede justificar esta actuación en que no le diera importancia al asunto.

«La reacción normal, lógica y esperable del acusado hubiera sido la de esperar y aclarar el incidente con la Policía Local si de verdad, como según dice, fue agredido por un desconocido del que tuvo que defenderse con una inmovilización».

Un policía local, que estaba fuera de servicio, dijo en el juicio que vio a la víctima con un corte en el brazo y también sangre antes de caer al suelo. Este hecho «tira por tierra la tesis de la defensa de que el corte del agredido se pudo producir en el suelo», indica el juez. El magistrado también valoró los vídeos aportados en la causa a la hora de dictar la sentencia condenatoria contra el guardia civil.