James Mukangi, que fue detenido este domingo y estaba acusado de matanza animal y vender carne de gato, algo ilegal en este país, admitió su culpabilidad en un juicio celebrado en el condado de Nakuru, en el oeste de Kenia.
En declaraciones a los periodistas, Mukangi, de 34 años, confesó haber matado a más de 1.000 gatos para venderlos para hacer samosas, unas pequeñas empanadas fritas de carne y verdura que se venden en multitud de puestos callejeros y restaurantes de Kenia.
Los compradores que cocinaban las samosas, según el testimonio del acusado, no sabían que estaban comprando carne de gato, y le pagaban unos cuatro euros por cada animal que mataba.
«Siempre ha habido una demanda alta de carne de gato, pero siempre fracasaba en responder a ella por la falta de gatos en mi zona», aseguró Mukangi.
El doctor Githui Kaba, veterinario del citado condado, recordó que el consumo de carne gato de gato es ilegal e inseguro porque no está sujeto a ninguna inspección.
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