Según la radio France Bleu, Manuela, originaria de la localidad sevillana de Pilas, se había refugiado en el domicilio de una colega de trabajo por temor a la reacción de su marido, Badr, contra quien había presentado una denuncia la semana anterior.
Fue la Policía quien le aconsejó abandonar el domicilio conyugal, según testimonios de allegados recogidos por la emisora, que indican que la mujer temía que su marido escapara a Marruecos con su hijo.
Manuela se había planteado, incluso, escapar a España con el pequeño y, según esos testimonios, para eso había pedido a su padre que fuera a buscarla al domicilio que compartía con su marido en Pau, al suroeste de Francia, en las faldas pirenaicas.
Ese día tuvo lugar el incendio que acabó con la muerte de cuatro personas, además del suicidio de Badr, cuyo cuerpo fue encontrado con heridas en las muñecas, signo de que pudo haberse cortado las venas.
Aunque la fiscal de Pau, Cécile Gensac, no ha hecho públicos los resultados de las autopsias practicadas este jueves, los medios locales señalan que Manuela falleció por ahogamiento y que su cuerpo fue encontrado maniatado en la bañera de la vivienda.
En cuanto al pequeño Joseph, de 2 años, todo apunta que murió asfixiado por el humo que se desprendió del incendio provocado por su padre poco antes de suicidarse.
Los cuerpos de las otras dos víctimas fueron hallados con fuertes golpes en la cabeza, practicados al parecer con un martillo.
Cuando las autoridades francesas avancen en la investigación está previsto que se inscriba la defunción de las víctimas y, posteriormente, se proceda a la repatriación de los cadáveres a Pilas y la vecina localidad de Arahal, de donde era originaria la pareja actual del padre de Manuela.
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