El acusado, ayer, junto al intérprete de alemán en una sala de Penal 4. | Guillermo Esteban

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Hace tres años, el verano de 2015, una joven modelo asegura que sufrió abusos sexuales de un amigo en una fiesta que tuvo lugar en una casa de Pòrtol. No denunció. «Salí al jardín y me puse a llorar en una hamaca. Él vino y me dijo que sabía que tenía un problema, que no era la primera vez, y me pidió que no le denunciara. Me comentó que iba a buscar ayuda, que iría a un psicólogo y prometió que nunca más volvería a pasar», explicó este viernes la perjudicada en el juicio, donde renunció a la indemnización.

Hace seis meses, la noche del 7 de abril, otra amiga lo denunció por haberle realizado tocamientos en un apartamento de Santa Catalina (Palma). La chica contó que salieron de una discoteca y el joven le pidió para continuar la fiesta en su apartamento con otra amiga.

La denunciante aceptó. Estuvieron bebiendo en el piso y después la chica se fue a dormir porque al día siguiente trabajaba.

«Noté una mano en la zona genital y me asusté. Le pregunté: ‘¿Qué haces?' y le dije que parara. Me desperté cuando noté gotas en mi trasero, en el jersey y en el pelo. Me sentí usada, violada de una forma diferente». El acusado había eyaculado sobre su amiga. La chica se hizo una fotografía y la aportó como prueba en el juicio.

El joven negó ambos episodios. Indicó que en el apartamento de Santa Catalina su amiga le masturbó y como tenía novio, amigo del procesado, se sentía mal y le denunció. El sospechoso reconoció que durmió con su otra amiga en Pòrtol pero afirmó que no hubo ningún tipo de contacto sexual. Utilizó el turno de la última palabra para defenderse: «No he cometido ningún delito, a lo mejor he sido un mal amigo».

El fiscal reclama 4 años de cárcel por dos delitos de abusos sexuales y una indemnización de 6.000 euros para cada una de las víctimas. El abogado defensor pidió la absolución al considerar que no han quedado acreditados los abusos ni el supuesto daño psicológico.