Una representación de vecinos afectados por el vandalismo y actos delictivos de lo internos se congregó en la calle Bellavista. | Julio Bastida

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Los vecinos de la barriada de Son Roqueta están en pie de guerra. El detonante ha sido una nueva oleada de robos, abusos sexuales, peleas y actos vandálicos que están sufriendo. «Esta situación es insostenible. Queremos que los políticos nos escuchen y que el centro de menores Norai se vaya de nuestro barrio. Son auténticos delincuentes. Hace unos años las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl alquilaron estas instalaciones para hacer un centro tutelado de niños, y mira en lo que se ha convertido. En estos momentos incluso hay dieciséis personas que han llegado ilegalmente en pateras que no paran de delinquir», apunta una representación de vecinos de la calle Bellavista.

«Son grupos de jóvenes de 16 y 17 años, algunos de ellos de gran corpulencia, que tienen atemorizada a la barriada. Todas las noches se reúnen en un callejón para fumar porros y no tienen ningún problema en robar o atacar a las chicas. Esta situación en pleno siglo XXI es impensable. La policía ya está cansada de venir. Los detienen y al día siguiente ya están en la calle robando otra vez», apuntan los vecinos.

A principios de semana, la Policía Nacional procedió a la detención de dos menores llegados en patera hace unos meses a Mallorca por presuntos delitos de abusos sexuales, acoso, violencia doméstica y amenazas graves hacia los vecinos y también contra el personal y otros menores del centro de protección, donde los mismos están tutelados.

Por su parte, fuentes policiales a las que ha tenido acceso Ultima Hora han confirmado que se trata de un centro de menores tutelado muy conflictivo. Es más, lo califican de auténtico polvorín de la delincuencia. Los agentes sostienen que son constantes las detenciones y alertan de la degradación de la zona.

«El Consell de Mallorca se lava las manos y no hace nada. Recientemente, una comunidad gitana se enfrentó a ellos y consiguieron echar a dos de los chicos más conflictivos», concluyen. Los vecinos no descartan hacer pancartas y recoger firmas.